En la fisiología humana,
el puerperio
es el período que inmediatamente sigue al parto y que se extiende el tiempo necesario
(usualmente 6-8 semanas) o 40 días para que el cuerpo materno (incluyendo las hormonas y el aparato reproductor femenino)
vuelvan a las condiciones pre gestacionales, aminorando las características
adquiridas durante el embarazo. En el puerperio también se incluye el período de las
prime ras 2 horas después del parto, que recibe el nombre de posparto inmediato.
Si los fenómenos se suceden naturalmente y sin
alteraciones, el puerperio será normal o fisiológico, en caso contrario será
irregular o patológico. Se trata de un período muy importante, ya que es el
tiempo de aparición de los factores que encabezan las causas de mortalidad
materna, como las hemorragias posparto,
entre otras. Por ello, se acostumbra durante el puerperio tener controlados los
parámetros vitales y la pérdida de sangre maternos.
El enfoque principal del cuidado durante el puerperio es
asegurar que la madre esté saludable y en condiciones de cuidar de su recién
nacido, equipada con la información que requiera para la lactancia materna, su salud reproductiva, planificación familiar y los ajustes relacionados a su vida.
Durante este período de transición biológica, el recién nacido pasa
a su vez por un estado de adaptación extrauterina, una de las transiciones
fisiológicas de mayor repercusión hasta la muerte.
Modificaciones en el útero
El útero, que durante la gestación aumentó de tamaño unas 30-40
veces, vuelve a sus condiciones normales, por un proceso llamado involución
uterina. Al principio del puerperio tiene unos 20 cm de largo, 12 cm de ancho y
un espesor de 8-9 cm. El espesor de la pared del cuerpo es de 4-5 cm. Después
de pocas horas del parto, el fondo del útero sube al nivel del ombligo, para volver a bajar a su posición normal después de
pocos días.
La involución del cuerpo del útero afecta a todos los
niveles:
El peritoneo se
dispone en pliegues que, sucesivamente, desaparecen;
La musculatura se
reduce considerablemente, gran parte de las fibras musculares formadas a causa
del embarazo desaparecen y las restantes vuelven a sus dimensiones normales;
También el tejido conectivo vuelve
a la normalidad.
Los productos de la destrucción de las fibras musculares
se eliminan con la orina, que aumenta su contenido en nitrógeno. La separación de la placenta y las
membranas ovulares crea en la cavidad uterina una gran llaga. La cavidad
también contiene coágulos de sangre y fragmentos de decidua, que serán
eliminados en 2-3 días.
Los productos eliminados durante el puerperio se llaman loquios. En los primeros tres días, los loquios están
constituidos por sangre y vernix caseosa (loquios sanguíneos o rojos). En el
cuarto y en el quinto día la cavidad del útero es invadida por gérmenes, que
determinan un aflujo de leucocitos. En este período los loquios están constituidos por
glóbulos blancos y gérmenes (loquios suero-sanguíneos). A finales de la primera
semana, la cavidad uterina aparece limpiada por el material necrótico, se
inicia así la regeneración del endometrio y los
loquios adquieren un aspecto opalescente (loquios serosos). La regeneración se
extiende gradualmente. Los loquios disminuyen de intensidad, adquiriendo una
textura más densa y un color blanquecino-amarillento (loquios blancos) y
desaparecen a la tercera semana de puerperio.
Al término del parto, el cuello uterino no se distingue
del cuerpo uterino. Después de un día, el cuello se ha reconstituido, pero el
canal se ha dilatado, lo que permite el paso de gérmenes. Sólo después de un
mes del parto el canal cervical vuelve a sus dimensiones originales.
Modificaciones en los ovarios
El cuerpo lúteo gravídico
en los ovarios desaparece. El sistema hormonal vuelve
gradualmente a las condiciones que permiten una nueva ovulación.
El período de reanudación de la ovulación y,
consecuentemente, de la menstruación, varía notablemente:
En la mujer que no
amamanta, después de unos 40 días (75% de los casos)
En la mujer que
amamanta, experimenta un retraso (amenorrea de la lactancia) variable (25% de
los casos), que puede durar toda la lactancia; raras veces también puede durar más allá del
destete, a causa de un hiperinvolución del útero.
Patología
Puede considerarse fenómenos patológicos del puerperio
infecciones que se pueden manifestar localmente o en las mamas.
Otro carácter patológico posible son las hemorragias posparto, que
pueden poner en riesgo la vida de la paciente. Para no tener una excesiva
pérdida de sangre, en esta fase es fundamental que el útero esté bien
contraído; de este modo los vasos presentes en la zona de inserción placentaria
se "comprimen" y se evita, de ésta manera, el derrame de sangre.
Después de las primeras dos horas del parto vuelven los mecanismos normales de coagulación que
determinan la formación de fibrina en la zona de inserción placentaria, y por
este motivo las hemorragias son más raras.
Ciertas patologías afectan al útero, que van ligadas a
una atonía muscular o
a la inversión completa y topográfica del útero, y pueden ir acompañadas de
derrames totales o parciales de líquido; también son posibles las laceraciones
del órgano.
Otros problemas ligados al puerperio son la flebitis, la septicemia, la infección vulvo-vaginal, etcétera, todas parte
de la infección puerperal. El estreptococo B -hemolítico es el agente más importante, junto con
los anaerobios y sobre todo las bacterias gram negativas.
La isquemia, la herida placentaria y
del canal blando incluyendo la episiotomía y
posibles desgarros perineales, la corioamnionitis, ruptura prematura de membranas,
partos prolongados y exámenes vaginales repetidos se han descrito como posibles
factores predisponentes de la infección puerperal.
Consecuentes al parto, se pueden dar embolias gaseosas
o embolias de trombos,
que causan asistolia aguda
o edema pulmonar.
Además, la disminución de hormonas sexuales y el aumento
de la prolactina produce un efecto negativo en el estado emocional de la mujer
(depresión postparto) y disminuye su deseo sexual.
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